Desde su fundación en Cîteaux, dentro de la Borgoña francesa, el trabajo de la viña y el comercio del vino fueron un pilar fundamental en el funcionamiento de los Monasterios de la Órden del Císter. Los monjes adquirieron muy rápidamente gran prestigio como elaboradores y este prestigio se basó siempre en una variedad de uva: “El Pinot Noir”, variedad originaria de su Borgoña natal. De forma que en su expansión por toda europa los monasterios del Císter siempre iban acompañados de una viña de Pinot Noir y, por lo tanto, el Monasterio de Santa Maria de Poblet no es la excepción.